“… he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.” (Fil. 4:11)
Cuanto anhelo poder decir como Pablo, que cualquiera que sea mi situación estaré contenta. No es algo que sale solo, no viene por default en nosotras, debo aprenderlo; tal como el apóstol Pablo lo logró. El verbo en griego de la palabra contentarme significa “ tener suficiencia en uno mismo” o “estar satisfecho”. Es la misma palabra que se traduce “lo suficiente” en 2 Cor. 9:8 “Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra.”
Oro a Dios para que me ayude a tener esa independencia de cualquier necesidad de contentarme solo en lo bueno, en lo que espero, en lo que es agradable, en la abundancia. Quiero honrar a Dios agradeciéndole por cualquier situación que me permita pasar; entendiendo que todo cuanto me ocurre tiene un propósito en mi vida.
Nuestra mente suele llevarnos a estados de mucha amargura cuando vemos que otras tienen mejores cosas, o cuando entendemos que debemos vivir mejor. Hay que estar pendiente cuando estos pensamientos se asoman y someterlos al señorío del Señor. Debo aprender a estar contenta. Para aprender hacer algo, debo practicarlo. Puedo conocer la teoría y ver como lo hacen otras personas, pero hasta que no practico una y otra vez no puedo decir que SE hacer ese algo. Por muchos años uno practica tanto el orgullo, la incredulidad, la amargura, el descontento, ofensas, frustración; que aun en circunstancias favorables nos vemos tentadas a quejarnos.
Es hora ya de que practiquemos el gozo y la gratitud, será beneficioso para nosotras y mas agradable para los que nos rodean. Al principio costará, como cuando aprendimos a montar bicicleta; pero llegará el día en que saldrá de manera natural, nos quitarán las rueditas y andaremos llenas de gozo y gratitud libremente.
Disfrutemos lo que Dios nos ha dado. Sonríe. Se agradecida.
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