"Las ancianas... enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada." (Tito 2:3-5)
La semana pasada salió en el periódico un articulo del New York Times, en la portada, que decía que las mujeres exitosas ya no son sexis. Wao! hasta el mundo ya ha reconocido como el rol de la mujer ha sido distorsionado y al final lo que ha traído son mujeres en puestos de liderazgo, frustradas, divorcios, y un sin fin de consecuencias muy tristes. Aun en los matrimonios cristianos vemos que las estadísticas de divorcios no difieren de los no cristianos.
Existen montones de versículos que nos hablan de cual es nuestro rol y es nuestro deber buscarlos y estudiarlos; y estar preparadas para presentar defensa a todo aquel que nos cuestione. No hay que ser un gran erudito para entenderlos. Están muy claros. Creamosle a Dios!
Pablo nos recuerda en estos consejos para Tito que debemos ser sobrias y discretas, que no nos dejemos tentar al hablar demasiado o crear graves problemas por falta de discreción. Que gran peso nos pone Dios, a través de Su palabra, de que al no cumplir con estos deberes Su palabra puede ser blasfemada. Mi llamado cristiano no tendria validez ante los ojos del mundo, si no cumplo con mi rol.
Es mi deber, a medida que voy madurando en la fe y el matrimonio,d e cumplir con mi llamado y a la vez enseñar a las demás que vienen en camino. Mi ejemplo de piedad es lo que me dará el derecho y la credibilidad para instruir a las mas jóvenes que yo. No puedo enseñar aquello que no estoy viviendo. Debo mostrar el amor incondicional hacia mi esposo, basado en la voluntad de Dios y no en lo que mi esposo se merece. Debo cuidar mi hogar, y aquí no hay negociación. Es mi responsabilidad mantener con excelencia un hogar piadoso, sometida a mi esposo. Mi esposo no debe ni recordarmelo y menos demandarla; mi sujeción debo ofrecerla de forma voluntaria y amorosa, como un acto de obediencia al Señor.
Que gran responsabilidad tenemos como mujeres; ante Dios, ante nuestros esposos, familiares, iglesia y ante el mundo. Para poder mostrarles a todos que tengo un Dios capaz de librarnos del pecado y llevarnos a una vida eterna, debo vivir una vida santa y piadosa. La Palabra de Dios puede ser deshonrada si digo que creo en ella pero no la obedezco. Cuidame Dios de no blasfemar tu Palabra!
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