“ Por lo cual te digo que sus muchos pecados, le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados… Tu fe te ha salvado, ve en paz.” (Lucas 7: 47-48, 50)
A veces siento que soy la persona que mas ama a Dios, y entiendo que mi forma de expresarle mi amor, a través de la adoración y obediencia, debe ser la forma de mi esposo. Pero, luego recuerdo que Abel conoció al Señor desde pequeño y fue criado en un ambiente, colegio, iglesia y familia cristiana. En cambio yo, que vengo del mundo, de haber conocido al Señor al terminar la universidad; viví cosas que cuando las pienso se me hace un nudo en la garganta al saber que Cristo las pagó por mi en la cruz del calvario. El murió por mis pecados, sin merecerlo. Era yo quien debí haber estado crucificada en ese madero, pero El lo hizo por mi, me libró de la ira venidera; por amor. Como no sentir un profundo agradecimiento, pasión y amor indescriptible por mi Jesús!
Hoy, con estos versículos, me siento como esta pecadora que mostró mas amor que los fariseos y los mismos discípulos por la cantidad de pecados que le fueron perdonados. Mi deuda era grande, pero Cristo la pagó. Todo consumado es.
No importa lo débil que sea, lo que haya hecho en el pasado, lo que continúe haciendo hoy fruto de mi naturaleza caída; mi constante arrepentimiento delante del trono de la gracia vale mas. Dios siempre está dispuesto a perdonarme; El prometió que Su Hijo pagaría por mi, dándome consuelo luego del arrepentimiento.
El grandioso hecho que Cristo me ha salvado produce en mi una gratitud tal que no puedo explicarla. No merezco nada. Incluso le agradezco que en su misericordia me haya regalado un hombre como Abel. Pretendo vivir así el resto de mis días, aun cuando tenga años y años en el evangelio, no darlo nunca por sentado. Le obedeceré con mas celo siempre y hablaré con mas denuedo de sus promesas y bondades aquellos que no le conocen. Su perdón fue incondicional, su resultado ha sido el profundo amor. Mi fe está puesta en Cristo, mi Salvador! No hay nada que pueda hacer para ganar Su favor, todo es por gracia.
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