Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Rom. 5:8
Anoche Jonathan leyó este versículo y explicó como Dios, a pesar de nuestros pecados presentes y pasado, nos muestra su amor de manera fiel y constante. Desde la Creación, con Adán y Eva, el tenía una relación de intimidad con ellos. Dios no buscó relacionarse con ninguna otra parte de su creación, solo con el hombre a quien creó a su imagen y semejanza.
Dios se reveló Adan y Eva. Le reveló su carácter, sus propósitos, sus reglas, sus deseos. Tenían una relación de intimidad, una comunión perfecta con Su padre donde no había temores ni vergüenza. Era una relación perfecta de amor. Hay momentos donde hemos tenido esta relación estrecha con nuestro Padre- sabemos que El está complacido con nosotras, sentimos su amor, sus bendiciones...y nuestro corazón brota de alabanzas hacia él.
Pero, cuando comenzamos a pecar de manera constante o tenemos un pecado no confesado sentimos como esa relaciono con Dios se va distanciando. Nos avergüenza ir a su presencia, a su casa- hay temores o hasta hemos ignorado la libertad que antes teníamos en El. Nos pasa lo mismo que a Eva- que hemos decidido creerle a la serpiente (Satanás) y queremos escondernos de Dios. Creemos que al negarlo o alejarnos de El y de Su Palabra, él no podrá alcanzarnos.
Pero aún en esa primera decepción a nuestro Dios, Dios se encargó de vestirlos con pieles. Hubo un sacrificio, un perdón por sus pecados. Y desde ese momento, aún cuando la relación de intimidad cambió, había una esperanza para restaurarla. Y Dios nunca dejó de amarlos, de comunicarse con ellos, de expresarle sus propósitos, de intimar con ellos.
Gracias Dios, porque no pierdes la paciencia con nosotras. Siempre nos muestras tu amor por encima de toda falta. Gracias Dios por el sacrificio de tu Hijo, expresión máxima de tu amor para con nosotras.
El Poder de la Cruz: http://www.youtube.com/watch?v=pDRxPO0RfKQ&feature=related
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