Límpiame!

Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno. Salmo 139:23-24

Este versículo es uno de mis preferidos cuando necesito encontrar esas faltas ocultas que sé que necesito ayuda de parte de Dios para que las revele a mi vida. En estos días comenzamos a estudiar en el Grupo de Parejas un material que se llama Como Cambia la Gente- solo en la primera lección he podido identificar como mi corazón siempre está pendiente de lo que le falta a mi vida.olvidándome en muchos casos de agradecerle a Dios lo bueno que ha sido con nosotros.

DIos está interesado en limpiar mi corazón, mi vida completa. Está pendiente y es proactivo en mi proceso de santificación y purificación. Orquesta situaciones y coloca personas claves para lograr su cometido. Es ahí donde debo dejar que el Espíritu Santo actúe y saque todas las impurezas que desagradan a Dios.

Cuando me ataca la pereza, cuando no puedo dominar mi lengua ni la boca para comer, cuando quiero responderle de mala forma a mi esposo, cuando quiero hacer comentarios negativos sobre otra persona, cuando me atienden mal en un sitio, cuando en el trabajo te ponen zancadillas...Ahí es que debo mostrarle a mundo que Dios es real en mi vida y ha hecho una obra y la va continuar hasta perfeccionarla.

En los momentos difíciles de nuestras vidas, ya sean grandes pruebas o circunstancias que nos quieren hacer explotar, debo correr a la presencia de Dios y a Su Palabra- lo que El me revele, aceptarlo y confesar delante de El (y si es necesario delante de otros) mi pecado, pedirle a Dios que me limpie, y recibir su perdón. Si he ofendido alguien, buscar el perdón de esa persona y restaurar cualquier relación.

¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra. Salmo 119:9

Ayúdanos Dios a guardar tu Palabra y dejarnos convencer de pecado por tu Espíritu Santo.