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viernes, 7 de enero de 2011

Llévate de Consejos


“Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el entendido lo alcanzará.” (Prov. 20:5)

Cuantas mujeres sabias hay alrededor de nosotras, en nuestra familia, en la iglesia, en la familia, en otros sitios. Muchas de ellas están calladas y no se atreven a opinar cuando alguna de nosotras comete un error, o no esta caminando bien. Nuestro deber es ser diligentes e ir a buscar esa sabiduría de hermanas mayores. Es identificar aquellas mujeres sabias, virtuosas, con un carácter afable y apacible, con un matrimonio sano, hijos en sumisión, y pedirles consejo, oración, confrontación.

Aquellas de nosotras que tenemos poco tiempo en el caminar del matrimonio o aquellas que están por iniciarlo debemos entender que no llegamos a éste con todas las destrezas necesarias para que arranque a la perfección. Nos falta madurar mas, servir mas, amar mi rol, cocinar mejor, estar mas atenta a las cosas del hogar, y todo lo demás que se requiere. No podemos frustrarnos, busquemos ayuda y consejo.

Otra cosa es que no podemos vivir angustiadas en tratar de querer cambiar la forma de ser de nuestro esposo. Dios lo diseñó así, conócelo mejor. Debemos ser agradecida de lo que Dios ha hecho en él y a través de él. Debo honrarlo y darle gracias a Dios que me dio un hombre así, a Su imagen. Debo ver cada detalle que Dios le dio en su carácter y personalidad como algo que aprovechar, cero quejas. Si es un hombre recto y estable, eso trae paz y seguridad a nuestras vidas. Si es un hombre tierno, no es que sea un “mamita”; eso es una fortaleza. Aquellos hombres que piensan mucho antes de tomar una decisión no es que sean indecisos, es que son cautelosos y sabios. Y así podemos encontrar miles de razones para agradecerle a Dios por el esposo que nos regaló.

Necesitamos, una y otra vez, recordar a estar quietas y escuchar. Buscar consejo y orar. Dios cambiara y moverá a nuestros esposos en Su tiempo. Le pido a Dios paciencia y sabiduría para esperar en El, y mientras tanto tener un espíritu afable y apacible, y no estar de rencillosa el día entero. Oremos por sabiduría para nuestros hombres, dejemos de empujarlo a levantar la mano en la iglesia para orar, o “tirándole” para que sea mejor líder espiritual, que cumpla con todos los requisitos que nosotras necesitamos. A muchos de nuestros esposos callados, Dios así lo diseñó. Diseñó a ese hombre callado, tierno, apacible, pensativo, cauteloso, para nosotras! Otros de los hombres que son dominantes, sanguíneos, lo buscan para oír su consejo y encontrar esa paz que transmiten.

Que Dios nos de sabiduría para buscar el consejo de aquellas mujeres mas maduras espiritualmente, el consejo del esposo, y que podamos esperar pacientemente mientras Dios hace la obra en él, en mi y en el matrimonio.

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