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martes, 11 de enero de 2011

ADAPTATE


“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Rom. 12:2)

Cuanto me quejo de que por que las cosas no son así o asao, o porque esta persona reaccionó así, o porque no actuó de tal manera. Y mas con mi esposo! Acabo de leer una frase que dice LA MUJER SABIA APRENDE ADAPTARSE A SU MARIDO. No es algo que voy a lograr de un día para otro, es algo que me llevara un tiempo aprender y practicar. No es quejándome y tratando de cambiarlo que seré feliz o seré sabia; es adaptándome a él, entendiéndolo, buscándole la vuelta…

Pablo nos exhorta a que no nos conformemos. No puedo estar tranquila con quien yo soy ahora, no basta. Mi esposo no es perfecto, tampoco yo. Necesito entender como es él, como yo soy y estar dispuesta a ser transformada. No nos ajustemos a este sistema y tratemos de encajar en sus valores y creencias; con eso de la liberación femenina, que las mujeres no pueden aguantarle nada a los hombres, que somos “superiores” a ellos… de hacerlo estaremos siendo dominadas por Satanás, el príncipe de este mundo. Debo preguntarme diariamente si soy una bendición o una maldición para mi esposo.

Mathew Henry en su comentario de este versículo dice que “la conversión y la santificación son la renovación de la mente.” El transformarme implica un cambio, no de la sustancia (porque Dios me hizo única) sino de mi carácter y las cualidades del alma. Es un cambo necesario para un matrimonio exitoso. Es una metamorfosis, donde le muestro al mundo, a mi esposo, a través de mi conducta externa que mi naturaleza interior ha sido redimida. Diariamente debo morir al pecado e ir caminando más y más en pos de la santificación, que me llevará a vivir una vida de justicia.

Cuidémonos de no estar siempre tratando de cambiar a nuestra pareja. Es mas fácil adaptarse a lo que él ya es. Claro, siempre cuando no sea pecaminoso. Eso es sabiduría. Si él fuera perfecto, no me necesitaría. Mi deber es amar y apoyar a mi esposo con sus debilidades, dejar que él sea quien lidere todas las decisiones, y crecer junto con él hasta llegar a la plenitud de Cristo.

Debemos renovar nuestro entendimiento a medida que el Espíritu Santo cambia nuestra manera de pensar. Esa renovación solo ocurrirá mediante el estudio y la meditación constante de las Escrituras. Una mente renovada es aquella que esta saturada y controlada por la palabra de Dios. Comenzará en el entendimiento pero luego será en tu voluntad, los afectos y la conversación, hasta que alcancemos la semejanza de Dios.

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